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TU ADOLESCENTE YA ROMPIÓ EL CASCARON ¡ACÉPTALO!

  • UZIEL MORALES A.
  • 13 ene 2017
  • 3 Min. de lectura

No hace mucho tiempo llevé mi auto al taller, hacía días que escuchaba un ruido, me asustaba que fuera en los frenos y que pasara algo grave. En cuanto pude fui para tratar de resolverlo, me atendió una persona de aspecto desenvuelto, relajado al que todos le llamaban “el maestro”. Me tranquilizó su calma y su tono de voz que era como rugosa pero muy clara.


De inmediato le dije mi sospecha "estoy seguro que son los frenos" me sentí aliviado de estar con un experto, me preguntó más cosas - pero yo solo pensaba en mi sospecha-.



Algo raro que haya notado, me preguntó: me quedé en blanco un segundo y después recordé que en una ocasión se encendió el símbolo de motor en el tablero, me sentí agobiado de pensar que podría ser algo grave y costoso entonces -negué otras sospechas-


Sentí ansiedad de ocultar eso, pero me refugiaba en la posibilidad de que mi sospecha fuera cierta.


Al revisar el auto me dijo "el problema vino de fondo, algo en el motor provocó la falla" ¡se me cayó el mundo encima!


Yo no lo mencioné antes porque me agobiaba pensar en lo costoso y difícil que sería, creí que no podría con eso tan grande, me explicó cómo resolverlo y un modo gradual para pagar, realmente podría con eso, sentí verdadero y profundo alivio de saber que el problema quedaría resuelto de fondo y que podría con ello.



Eso pasa frecuentemente con los padres de adolescentes, cuando asisten al psicólogo realmente van agobiados y sienten que puede ocurrir un accidente, tienen sus sospechas “son los amigos, es la escuela, los maestros, su papá, la mamá que lo chikea”, me dicen su sospecha y cuando les preguntó qué más han notado, les cuesta trabajo aceptarlo; quizá les pase lo mismo que a mí con el mecánico, pueden sentir que no podrán con eso, que será algo muy costoso y difícil, pero después de unas sesiones cuando hablamos, les hago ver una forma gradual y posible de afrontar la situación de fondo, sea cual sea el problema, en ese momento realmente se nota como sienten paz y calma, por primera vez vuelven a sentir el hogar en control.


El maestro me enseñó algo que nunca olvido en mi trabajo como psicólogo:

“las personas solemos buscar ayuda cuando sentimos que puede pasarnos algo grave, algo que nos puede romper y ocultamos esas alertas que a veces se encienden paulatinamente”.


Lo ocultamos porque nos desgasta pensar en lo grande, en lo costoso y en que no podremos con ello: pero cuando acudes con el psicólogo para cambiar las cosas de fondo encuentras verdadero y profundo alivio. Entonces puedes continuar más preparado para conducir tu vida y enseñarle a tu adolescente a hacerlo. Los riesgos de ver que tu hijo se está rompiendo y no buscar ayuda profesional, pueden ser de alto impacto para la familia.


Así que, si tienes un hijo adolescente y sientes necesidad de llevarlo al taller, está bien que digas tus sospechas, pero involúcrate en el fondo, expresa tus miedos, dudas, tus realidades y verás que si el cascaron por ahora está roto, sentirás una solución que viene en camino. Pero se honesto, aunque sientas vergüenza o miedo, eso te va a cambiar la forma en que conduces tu forma de ser padre y de acompañar a tu adolescente.


Uziel Morales Amaya

Maestro en Psicoterapia Psicoanalitica

uziel_moam@hotmail.com


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